Hoy vi cómo el nuevo veterinario agarró a Tanque, mi gato, y le hizo algunos experimentos en los ojos.
Porque le caen lágrimas casi todo el tiempo -sobre todo del ojo izquierdo- y a veces unas legañas rojas.
Le puso primero un líquido naranja flúor. El líquido le salió por la nariz, todo bien, porque era para saber si tenía la nariz congestionada y eso demostró que no.
Después le puso un líquido transparente, era agua, creo. Y le metió un papelito en cada ojo. Esperamos. Creo que esperaba algún cambio de color, o la aparición repentina de una rayita (¡o dos!) cual evatest, o que se deshiciera, o algo. Pero nada cambió.
También miró cómo sus pupilas crecían y se achicaban dependiendo del lugar donde la luz de la linternita pegaba.
Mi gato temblaba, lloraba, intentaba escapar. Y al final no tenía nada.
En fin. Solo es llorón.
Lo interesante de este texto que escribí en algún momento, es que me hizo buscar la palabra lagaña en el diccionario. Que loco che. Se dice legaña. Y el calor puede ser femenino. La calor me está matando.
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