Lunes.
La fisura nos acompaña de un domingo que no nos descansó lo suficiente.
Y ahí nos levantamos, ahí nos bañamos y ahí nos vamos a la facu.
Está bueno vivir en el centro porque mientras que todo el mundo viene, yo voy.
Sentada, tranquila, dormida, malavia.
Me bajo, agradezco al cielo las escaleras mecánicas y llego.
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