She's like a rainbow
Coming colors in the air

jueves, 10 de noviembre de 2011

indestructible

A las cuatro salen los nenes del jardín. El sol pega en la frente y el 93 deja un humo negro en el aire. Saavedra.
Son los primeros días de calor, se nota en los buzos que tengo en la mano, y en el olor a verano. Ese olor que se siente solamente cuando llega la primavera. Porque después, cuando es verano, todo huele tan a verano que te acostumbras y dejas de percibirlo. Como quien vive al lado de una vía y ya no escucha el tren.
Una mamá, un papá y un hijo se acercan a la esquina. La mamá tiene un caniche en la mano derecha, a su izquierda va su hijo salticando y a la izquierda del pequeño va el padre.  El padre habla mucho, la madre escucha. La madre está compenetrada en la conversación. El padre más. Los dos bajan de la vereda. Pisan la calle, dan dos pasos y un grito de desesperación y reproche los despierta: ¡¡¡MAMA!!!!. 
El chiquito pasó sus únicos 4 años de vida escuchando una lista interminable de cosas que están bien y cosas que están mal. Cruzar la calle sin darle la mano a un grande no estaba mal, es lo peor que puede hacer una pequeña persona.
Cuestión que los padres éstos, por un instante, se olvidaron de la regla de oro. Pero el niño no. Y se halló solo, sin grandes que lo ayuden a bajar de la vereda y apoyar sus pies en la calle. Mientras que, cruzando ese abismo, sus padres se alejaban. Se sintió frenado por una gran barrera invisible. No podía mandarse solo a seguirlos. Cuando gritó, los despertó.Lo agarraron y siguieron sus vidas. 
Un cepita de naranja y el gordo motoneta. Un flasshhh

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